sábado, 19 de septiembre de 2009

Entretenimiento Portátil

En su “status” del blackberry, mi sobrino de 12 años ha escrito: “Aburrido”. Este espacio es una de las nuevas vías utilizadas para expresar sentimientos. Esto de hecho me parece un gran avance, ya que creo que identificar y compartir sentimientos es una forma de crecimiento personal. La paradoja aquí es que el aburrimiento no es un sentimiento que permite crecimiento. Esto parecía entenderlo un chofer que teníamos que le decía a mi hija que la palabra aburrido viene de burro. Aunque es fácil apreciar la normalidad en el aburrimiento de un niño, descubro que los adolescentes que no pueden estar consigo mismos sin entretenimiento externo carecen más tarde de la capacidad de llevar a cabo tareas adultas que requieren seria preparación mental.
Cuando nada demanda nuestra atención, el estado básico de la mente—que es desordenada por naturaleza—se revela. Sin nada que hacer, ella comienza a divagar, visitando pensamientos hasta que es atraída por un problema real o imaginario, rencores recientes o frustraciones viejas. Para salirnos de ahí porque no nos gusta, las personas buscamos distraernos con cualquier cosa, usualmente la televisión. En la pantalla, estamos protegidos del mundo interior que quisiéramos evitar. La tarea es aprender hábitos que nos permitan controlar mejor nuestros procesos mentales para que no anden sueltos por donde no deben. Para esto hay que hacer algunas cosas de las que les decimos a los niños que no hagan. La primera es soñar despierto, ya que ella crea orden emocional al compensar con imaginación las realidades desagradables. Además, les permite a los niños (y los adultos) ensayar situaciones imaginarias y sus posibles estrategias, opciones y consecuencias y estar mejor preparados cuando sucedan. La segunda es aprender “de botella”, pues esto implica poner un contenido automático en la mente que la hace más rica que una que no lo tiene. Es un error pensar que el aprendizaje de botella es malo para la creatividad. Una persona que recuerda historias, canciones, estadísticas de pelota, datos históricos y sabias citas es alguien que no depende del orden que ofrece el ambiente y puede entretenerse a sí misma y encontrar significado en el contenido de su mente. La pregunta es: ¿qué tan entretenida es tu mente?



Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 19 Septiembre 2009

Locuras Heroicas

Hace unos días en Estados Unidos una adolescente de 14 años abordó un autobús escolar armada con una pistola y amenazó con disparar. Kaleb Eulls, un jugador de fútbol de 18 años, estaba dormido cuando una de sus hermanas menores lo despertó para decirle lo que ocurría. La joven apuntaba con su pistola de lado a lado hacia los niños en el autobús cuando Kaleb llamó su atención para que apuntara a él. Mientras le hablaba y trataba de calmarla, logró abrir la puerta de emergencia y sacar a algunos de los niños. Ella gritaba cada vez más alto y cuando por un momento se distrajo al mirar por la ventana, Kaleb le saltó encima, la tiró al suelo y le quitó la pistola. Al cuestionarle, Kaleb admitió haber tenido miedo por los niños y por sus hermanas en el autobús y reconoció que, luego de ver el video de lo ocurrido, describe lo que hizo como una locura. Otros le llamamos un acto heroico. ¿Qué hace que algunos, como Kaleb, tomen acción para salvar a otros, y otros, a veces, no tomemos acción ni para ayudarnos a nosotros mismos?
Según Julio Olalla, maestro coach, dos cosas: el miedo y la falta de auto-confianza, la cual es “un auto-juicio de incompetencia y un sentimiento de estar controlado por el miedo al fracaso”. Olalla explica que justamente la capacidad de actuar aún en presencia del miedo es coraje: el miedo es esencial para nuestra supervivencia, por lo que no se trata de eliminar nuestros miedos sino de actuar a pesar de sentirlos. Sin embargo, nos invita a ir más allá del coraje y descubrir la audacia, la cual significa “actuar en presencia del miedo, pero también algo más: implica iniciativa. Podemos tener coraje pero carecer de iniciativa, pero no podemos ser audaces sin iniciativa. Así, la esencia de la audacia es la capacidad de encontrarse con el riesgo”.
El miedo que muchas veces nos paraliza no sólo es normal, sino necesario. La tarea es atrevernos, descubrir nuestro valor, y actuar para que algo que queremos suceda. Quizás es necesario practicar un par de “locuras” antes de ser los héroes de nuestros propios sueños. La pregunta es: ¿Qué intentarías tú si fueras audaz?



Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 12 Septiembre 2009

La vida no es frágil

Esta pasada semana mi esposo perdió a su hermano Miguel Ángel. Al recontar su historia nos pareció que había elegido vivir su vida sin crecer: fue niño hasta el final, aún cuando ya tenía un hijo, quien le dejó, para llevarse, uno de los carritos que tanto le gustaban. En su presencia, hicimos juicios de cómo vivía. En ocasiones llegaba tarde a la responsabilidad y pasaba mucho tiempo con sus amigos. En su partida lo vimos distinto; pensamos que no creció porque su vida sabía que se iría temprano, y que quizá fue lo mejor porque, a sus treinta y dos, vivió y disfrutó. Sin duda nos hace reflexionar de cómo vivimos la nuestra. Nos hace pensar en nuestras cargas de responsabilidad y en si deberíamos disfrutar más. Nos hace conscientes de que es posible vivir la vida sin experimentarla, y que si actuamos más como niños quizá podamos vivirla más plena. Algunos “vemos” la vida (la de los demás y la nuestra) sólo en esos momentos. Es entonces cuando escuché decir que la vida es frágil, y pensé lo mismo, hasta que descubrí esta otra mirada.
Ciertamente la vida puede cambiar abruptamente y terminar sin avisar, pero aprendo que hay una diferencia entre temporalidad y fragilidad. El instinto de vivir se manifiesta con el primer grito de un niño al nacer, y cada prueba de enfermedad, dolor o pérdida lo hace más fuerte. Aún cuando algunos no quieren, sobreviven. Quizá no podemos elegir vivir eternamente, pero sí podemos elegir experimentar la vida plenamente.
La manera en que enfrentamos las pérdidas define nuestra capacidad de estar presente en la vida más que cualquier otra cosa. La forma en que nos protegemos de las pérdidas puede ser la forma en que nos distanciamos de la vida. En nuestras naturales ataduras, nuestro miedo al cambio y nuestro deseo de certidumbre y permanencia, subvaloramos la temporalidad, la cual es parte de nuestra más fundamental identidad. Sin temporalidad, no hay evolución. La naturaleza de la vida es el cambio y toda esperanza se basa en algún proceso. La vida misma es un proceso y es todo menos frágil. En esos cortos momentos en que vemos la nuestra, el reto consiste en encontrar su fuerza y experimentarla intensamente.



Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 5 Septiembre 2009