Lo que más captó mi atención de una columna que leí en una revista femenina fue el título del autor, quien también es Coach, y firmaba como “Estilista de Vida”. Esto me hizo recordar una historia que cuenta Jack Welch en su libro Jack. Straight from the Gut. “En el avión hacia mi entrevista de trabajo, viajaba al lado de un colega de la Universidad de Illinois cuando algo extraño sucedió. La azafata vino y dijo: Sr. Welch, ¿desea un trago? Luego miró a mi colega y dijo: Dr. Gaertner, ¿desea un trago? Pensé que Dr. Gaertner sonaba mejor que Sr. Welch. Sólo tenía que quedarme dos años más. Así que sin más previsión que esa, me quedé en la universidad y completé mi doctorado.”
Muchos de los títulos que poseemos en algún momento nos han sido dados por alguna institución, una empresa, una ocupación u otra persona. Así, somos Licenciados, Gerentes, Amas de Casa o Megadivas. Algunos títulos, como “Doctor”, nos dan prestigio y nos abren puertas. Otros, nos abren juicios en la mente de los demás. Los primeros son un espejo en el que nos vemos a nosotros mismos. Los otros son un espejo del otro en el que él nos refleja; sólo son su percepción.
Ninguno de los dos nos define. En esencia, todos nos llamamos seres humanos. Nuestro rol o puesto no es lo que somos, sino sólo lo que hacemos. Los grandes títulos no son lo más importante. Quizá los más remunerativos no son de hecho los que reflejan lo que hacemos, sino los que mejor nos suenan (como a Jack) al lado de nuestro nombre. Estos son los que mejor muestran lo que queremos ser.
En algún momento he sido Licenciada y Directora, pero también he sido (en palabras de mi hijo cuando era pequeño) “Dra. de los golpes chiquitos” y además, mujer mantenida. Ahora me suena bien eso de ser “Estilista de Vida”. Quizá porque he aprendido que el valor de una vida se mide menos en competencia y más en significado.
Desde la mirada del coaching ontológico, el ser humano tiene la capacidad de inventarse a sí mismo. Es decir, de alguna forma, todos podemos ser “Estilistas de Vida”. La nuestra.
Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 21 Marzo 2009
sábado, 21 de marzo de 2009
sábado, 14 de marzo de 2009
Práctica Deliberada
Se ha planteado que las personas que nacen con un talento extraordinario son las que tienen mayor probabilidad de ser exitosas. En Recursos Humanos aplicamos esta creencia cuando deseamos contratar a Bill Gates. El problema es que los Gates son los menos. Desde la perspectiva de quien busca trabajo el problema es mayor si se piensa, con toda la razón, que no se puede nacer de nuevo con un talento deseado. En su libro “Talent is Overrated”, Geoff Colvin plantea una mirada distinta: si no nacimos Bill Gates, podemos ser Jack Welch.
Expone que la evidencia científica no apoya la noción de que talentos naturales particulares son la causa de un desempeño excelente y que ni el talento ni el trabajo duro hacen la diferencia en los exitosos. Las investigaciones revelan que la inteligencia tampoco es un prerrequisito para el alto desempeño. Esto no sólo es relevante en las organizaciones sino también en el plano personal. Entendemos a veces que debemos tener algunas capacidades innatas para tener éxito en nuestras relaciones con amigos, padres y conyugues. El coaching personal sucede justamente porque alguien siente que no está siendo exitoso en el rol que tiene y, por tanto, no es feliz.
El desempeño excelente, plantea Colvin, es el resultado de un esfuerzo muy específico al que llama práctica deliberada. Esta no es cualquier práctica, ya que no se trata simplemente de realizar la tarea muchas veces para ser bueno en ella. La práctica deliberada se caracteriza por algunos elementos: 1) es una actividad diseñada para mejorar el desempeño, 2) se ayuda de un maestro, 3) debe ser repetida muchas veces, 4) requiere retroalimentación continua, 5) es altamente demandante, y 6) no es tan divertida.
No se trata de si nací o no nací para ser gerente, esposo, ingeniero o cocinera. Se trata de qué tanto deseo serlo y de la dimensión del esfuerzo que estoy dispuesto a realizar. No podemos ser excelentes líderes o mejores padres como en piloto automático. La esencia de la práctica es constantemente tratar de hacer las cosas que no podemos hacer de manera fácil. Esa es la clave para ser el Tiger Woods en el campo de tu vida. La pregunta es: ¿Practicas deliberadamente para ser un mejor tú?
Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 14 Marzo 2009
Expone que la evidencia científica no apoya la noción de que talentos naturales particulares son la causa de un desempeño excelente y que ni el talento ni el trabajo duro hacen la diferencia en los exitosos. Las investigaciones revelan que la inteligencia tampoco es un prerrequisito para el alto desempeño. Esto no sólo es relevante en las organizaciones sino también en el plano personal. Entendemos a veces que debemos tener algunas capacidades innatas para tener éxito en nuestras relaciones con amigos, padres y conyugues. El coaching personal sucede justamente porque alguien siente que no está siendo exitoso en el rol que tiene y, por tanto, no es feliz.
El desempeño excelente, plantea Colvin, es el resultado de un esfuerzo muy específico al que llama práctica deliberada. Esta no es cualquier práctica, ya que no se trata simplemente de realizar la tarea muchas veces para ser bueno en ella. La práctica deliberada se caracteriza por algunos elementos: 1) es una actividad diseñada para mejorar el desempeño, 2) se ayuda de un maestro, 3) debe ser repetida muchas veces, 4) requiere retroalimentación continua, 5) es altamente demandante, y 6) no es tan divertida.
No se trata de si nací o no nací para ser gerente, esposo, ingeniero o cocinera. Se trata de qué tanto deseo serlo y de la dimensión del esfuerzo que estoy dispuesto a realizar. No podemos ser excelentes líderes o mejores padres como en piloto automático. La esencia de la práctica es constantemente tratar de hacer las cosas que no podemos hacer de manera fácil. Esa es la clave para ser el Tiger Woods en el campo de tu vida. La pregunta es: ¿Practicas deliberadamente para ser un mejor tú?
Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 14 Marzo 2009
viernes, 13 de marzo de 2009
El costo de la razón
Hace unos días fui a recoger a mi hijo al colegio al final de la tarde. La salida del colegio es por una corta calle en la cual hay varios edificios de apartamentos. Los padres de hijos más grandes acostumbramos realizar una doble fila. Como ellos pueden cruzar, es más cómodo para nosotros, ya que no tenemos que hacer la larga fila que va paralela a la acera. Comprendo la práctica, fundamentada en nuestra necesidad de salir más rápido de allí y cumplir las responsabilidades y tareas de una complicada vida. Conozco muy bien la sensación de andar “juyendo” a toda hora, porque las 24 del día no parecen suficientes para las 25 de la vida. Pero justificamos esa vida, o porque no hay opción, o porque es lo correcto, o porque los beneficios materiales nos permiten alcanzar otras metas más importantes. En todo caso, parecería que tenemos algunos derechos por estar tan ocupados y ser unos padres muy responsables. Ir en vía contraria en la calle que nos convenga es uno de esos derechos. Ese día en particular hicimos lo de siempre. La diferencia fue que una vecina del colegio, que venía en la vía correcta, decidió permanecer en su lugar imposibilitando que la calle entera de padres al revés pudiéramos adelantar. El tapón duró media hora y resistió varias súplicas, diversos tonos y unos cuantos insultos. La señora no se movió y los padres tuvimos que dar reversa, uno a uno y uno más que otro bastante guapo. Ante el coro que mi hijo le hizo a la desaprobación de la señora, compartí con él la siguiente reflexión. Desde nuestro punto de vista, siempre tenemos la razón y nos gusta reafirmarlo. Lo hacemos con frecuencia en nuestras discusiones. Esto es así porque hemos invertido tanto en lo que sabemos que no queremos soltarlo…aún cuando no nos sirve para nada. Desde la mirada de coaching, no se trata de tener o no tener la razón, sino de para qué nos sirve sostenerla, y a qué costo. Ese día los padres perdimos media hora de la tarde. Por mi parte, gané al recordar que, a veces, es necesario dar dos pasos hacia atrás, y conceder, para salir adelante, y…crecer.
Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 7 Marzo 2009
Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 7 Marzo 2009
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