viernes, 13 de marzo de 2009

El costo de la razón

Hace unos días fui a recoger a mi hijo al colegio al final de la tarde. La salida del colegio es por una corta calle en la cual hay varios edificios de apartamentos. Los padres de hijos más grandes acostumbramos realizar una doble fila. Como ellos pueden cruzar, es más cómodo para nosotros, ya que no tenemos que hacer la larga fila que va paralela a la acera. Comprendo la práctica, fundamentada en nuestra necesidad de salir más rápido de allí y cumplir las responsabilidades y tareas de una complicada vida. Conozco muy bien la sensación de andar “juyendo” a toda hora, porque las 24 del día no parecen suficientes para las 25 de la vida. Pero justificamos esa vida, o porque no hay opción, o porque es lo correcto, o porque los beneficios materiales nos permiten alcanzar otras metas más importantes. En todo caso, parecería que tenemos algunos derechos por estar tan ocupados y ser unos padres muy responsables. Ir en vía contraria en la calle que nos convenga es uno de esos derechos. Ese día en particular hicimos lo de siempre. La diferencia fue que una vecina del colegio, que venía en la vía correcta, decidió permanecer en su lugar imposibilitando que la calle entera de padres al revés pudiéramos adelantar. El tapón duró media hora y resistió varias súplicas, diversos tonos y unos cuantos insultos. La señora no se movió y los padres tuvimos que dar reversa, uno a uno y uno más que otro bastante guapo. Ante el coro que mi hijo le hizo a la desaprobación de la señora, compartí con él la siguiente reflexión. Desde nuestro punto de vista, siempre tenemos la razón y nos gusta reafirmarlo. Lo hacemos con frecuencia en nuestras discusiones. Esto es así porque hemos invertido tanto en lo que sabemos que no queremos soltarlo…aún cuando no nos sirve para nada. Desde la mirada de coaching, no se trata de tener o no tener la razón, sino de para qué nos sirve sostenerla, y a qué costo. Ese día los padres perdimos media hora de la tarde. Por mi parte, gané al recordar que, a veces, es necesario dar dos pasos hacia atrás, y conceder, para salir adelante, y…crecer.



Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 7 Marzo 2009

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