Esta semana enfrenté el reto de influenciar a mi hija de doce años para que asistiera a una competencia intercolegial de ortografía. Había sido escogida por ser ganadora en años anteriores, pero ahora se negaba a participar. El ejercicio de persuasión se desplazó desde la valoración de sus habilidades hasta la advertencia sobre las consecuencias de no asistir. Al motivarla a través del significado del reconocimiento de los demás (de ella como campeona) me argumentó lo que, “de forma muy dura”, aprendió en su vida. Ser la mejor en la escuela te gana una etiqueta de nerda, o sea, nada cool. Pero, tal como le enseñé entonces, ella aprendió que lo importante no es lo que otros piensen de ella, sino lo que ella piense de sí misma. En este caso, y para los fines del “Spelling Bee”, ella plantea que sabe que es buena en ortografía, o sea que el reconocimiento de los demás no tiene valor, y por tanto tampoco lo tiene un trofeo. Esta afirmación la establece con la frase introductoria “no es por nada”, lo cual quiere decir que no está siendo presumida. De hecho, está siendo honesta. Apelé a su compromiso con el colegio y otros cuantos valores, pero lo cierto es que asistió sólo para evitar la consecuencia. La lógica de Isabella me dejó algo inquieta. Mi mensaje parecía algo confuso: no importa lo que la gente piense de ti si es malo, pero sí importa si es bueno.
Quizá sabemos en nuestro corazón que lo que hacemos está bien, pero es afianzador escucharlo en palabras (o leerlo en trofeos) de los demás. Y aunque su mundo adolescente gira hoy a su alrededor, el del futuro no será así. Creer que lo que hacemos y como lo hacemos está bien, o hace una diferencia, puede también motivarnos a hacerlo mejor. Más importante aún, escuchar que nuestro trabajo es valorado por otros puede confirmarnos que importamos como personas. Nos conecta con los demás.
Sin embargo, le guardo mi clase de liderazgo para más tarde, cuando tenga la tarea de motivar. Mientras tanto, le confirmo que sí es importante lo que piensa de sí misma, y que espero que sus palabras estén siempre tan bien intencionadas como deletreadas.
Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 4 Abril 2009
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