Cuando tienes un hijo preadolescente, cada semana te trae una, o más bien varias quejas sobre las injusticias de la vida. La de esta semana me pareció casi existencial. A los doce años, mi hija entiende que el hombre tiene más poder que la mujer para hacer lo que quiere y que esto es, por supuesto, injusto. Recuerdo haber tenido ese conflicto en algún momento, o más bien varios. Crecí escuchando un discurso de igualdad. Luego, crecí…y aprendí. Ya sea porque Eva se portó mal o porque el Creador entendió necesario balancear el universo, ciertamente no somos iguales. Lo que hoy sé es no me sirve de mucho comprender por qué, sino aceptar para qué.
El pre-requisito de ese aprendizaje es saber que ser mujer no es justo o injusto, malo o bueno, sino que sólo es. Es decir, es un hecho que no puedo cambiar. Como tal, sólo me permite dos reacciones: lo acepto o no lo acepto. Si no acepto un hecho que no puedo cambiar, sentiré resentimiento, y no hago nada con eso. Si acepto un hecho que no puedo cambiar, sentiré paz, y podría ser feliz con eso. Por otro lado, cuando las circunstancias no son un hecho, sino una posibilidad, tengo también dos opciones. Si no acepto algo que es posible, viviré en la resignación. Si acepto algo que es posible, tendré ambición, y mucho qué hacer con eso.
A mi Isabella le digo lo siguiente. Ser mujer no es una elección, pero tampoco tiene que ser una limitación. Te aseguro que enfrentarás obstáculos por ser mujer, y sabrás que existe desigualdad en derechos. Pero sí es tu elección crear de ese hecho las oportunidades. Podrás sanar como doctora, como has predicho, podrás amar como esposa y acompañar como amiga y, si lo deseas, podrás defender otras mujeres como mujer. Podrás liderar la creación de un mundo más justo en el que las mujeres no sean víctimas de abusos, violaciones ni lapidaciones y no sean tiradas a la basura por haber nacido mujer.
Podrás, quizá, descubrir que si tuvieras la oportunidad de decidirlo, serías mujer. Porque sólo así podrías ser mamá y descubrir un perfecto para qué. Como el que yo encontré en ti.
Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 30 Mayo 2009
sábado, 30 de mayo de 2009
sábado, 23 de mayo de 2009
¿A qué hora vives?
Este mes de mayo a mi hija le parece eterno. Está desesperada porque termine el colegio. Le digo que siente que sucede tan despacio porque desea mucho que llegue a su fin (¡vacaciones!). Su percepción tiene fundamento. A medida que los niños maduran desarrollan un sentido de futuro, una habilidad que es la base de la planificación y la perseverancia y está relacionada con la capacidad de comprender consecuencias futuras. Este sentido del tiempo juega un papel sutil pero muy poderoso en nuestro funcionamiento diario.
Descubro lo que ha estudiado la psicología del tiempo. Se ha concluido, por ejemplo, que nuestra capacidad de esperar es cultural. Los estudios revelan que la unidad de tiempo para los norteamericanos es de cinco minutos y que ellos están dispuestos a esperar hasta tres unidades, es decir, 15 minutos. En otras culturas, la unidad es 15 minutos y la capacidad de espera es también de 3 unidades, o sea, 45 minutos. En la nuestra tenemos dos unidades: la hora dominicana y la hora americana.
Zimbardo, psicólogo de Stanford, le llama a esto “perspectiva de tiempo”: la cantidad de tiempo que una persona pasa viviendo en el pasado, presente o en el futuro. Plantea que esta orientación puede ser psicológicamente sana o insana.
La orientación al pasado es sana cuando las memorias nos dan alegría, pero insana cuando nos hace vivir en la nostalgia y no nos permite cambiar y crecer. La orientación al presente tiene dos extremos: los presente-hedonistas, que buscan placer ahora, tienden más hacia la droga y el alcohol. Los presente-fatalistas se dejan llevar por la corriente de la vida, se sienten sin control y se deprimen. Los orientados al futuro hacen planes, análisis de costo-beneficio y retrasan el disfrute. Suelen tener éxito. Sin embargo, demasiada orientación al futuro los desconecta emocionalmente y no les permite disfrutar el momento presente. La receta obvia (pero muy fácil de olvidar) consiste en recordar los momentos felices del pasado, apreciar el presente y planificar para el futuro.
Los dominicanos hemos solucionado este dilema a la perfección. Me pregunto si con un reloj dominicano en una mano y un americano en la otra seremos capaces de vivir sanos y felices en el “in between”.
Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 23 Mayo 2009
Descubro lo que ha estudiado la psicología del tiempo. Se ha concluido, por ejemplo, que nuestra capacidad de esperar es cultural. Los estudios revelan que la unidad de tiempo para los norteamericanos es de cinco minutos y que ellos están dispuestos a esperar hasta tres unidades, es decir, 15 minutos. En otras culturas, la unidad es 15 minutos y la capacidad de espera es también de 3 unidades, o sea, 45 minutos. En la nuestra tenemos dos unidades: la hora dominicana y la hora americana.
Zimbardo, psicólogo de Stanford, le llama a esto “perspectiva de tiempo”: la cantidad de tiempo que una persona pasa viviendo en el pasado, presente o en el futuro. Plantea que esta orientación puede ser psicológicamente sana o insana.
La orientación al pasado es sana cuando las memorias nos dan alegría, pero insana cuando nos hace vivir en la nostalgia y no nos permite cambiar y crecer. La orientación al presente tiene dos extremos: los presente-hedonistas, que buscan placer ahora, tienden más hacia la droga y el alcohol. Los presente-fatalistas se dejan llevar por la corriente de la vida, se sienten sin control y se deprimen. Los orientados al futuro hacen planes, análisis de costo-beneficio y retrasan el disfrute. Suelen tener éxito. Sin embargo, demasiada orientación al futuro los desconecta emocionalmente y no les permite disfrutar el momento presente. La receta obvia (pero muy fácil de olvidar) consiste en recordar los momentos felices del pasado, apreciar el presente y planificar para el futuro.
Los dominicanos hemos solucionado este dilema a la perfección. Me pregunto si con un reloj dominicano en una mano y un americano en la otra seremos capaces de vivir sanos y felices en el “in between”.
Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 23 Mayo 2009
sábado, 16 de mayo de 2009
40% de Felicidad
La psicología positiva propone esta fórmula para la felicidad: F=R+C+V. F es el nivel de felicidad duradera, R es el rango definido, C son las circunstancias y V representa los factores que se encuentran bajo nuestro control. La más importante para estos nuevos psicólogos es la V.
Primero es necesario entender la diferencia entre el nivel de felicidad duradera y la felicidad momentánea. Esta última puede ser incrementada fácilmente por un pedazo de chocolate, una comedia o un nuevo vestido. Sin embargo, estas cosas, aunque apreciables, no aumentan nuestro nivel de felicidad duradera. ¿Qué o quién puede incrementar nuestro nivel general de felicidad (F)?
Numerosos estudios coinciden en un mismo punto: alrededor del 50% de las características de personalidad son atribuibles a la herencia genética. Sin embargo, no todo lo que heredamos es inalterable. Resulta que dentro de lo heredado encontramos nuestra tendencia natural hacia la felicidad. Cada uno posee un rango personal para la felicidad (R), fijo y heredado, al cual invariablemente volvemos una y otra vez. La mala noticia es que, como un termostato, este rango predefinido arrastrará nuestra felicidad hacia su nivel usual justo cuanto tenemos buena fortuna. Estudios de personas que han ganado la lotería confirman que luego de un tiempo, son igualmente felices, o infelices que antes de haber ganado. La buena noticia es que este termostato hará lo mismo justo después de una desgracia en un tiempo razonable (excepto en casos como la muerte de un hijo o conyugue). Veamos C. Algunas circunstancias externas nos hacen más felices, sin embargo cambiarlas es usualmente impráctico o muy caro. Este es el caso de la situación económica, el matrimonio, la salud y la educación. Aún si pudieras alterarlos, estos factores solo explicarán alrededor del 10% de la varianza en felicidad. Así que, solo nos queda V, o las variables voluntarias que sí podemos controlar. Se ha demostrado que podemos alterar tres variables vitales para ser más felices: nuestras metas, nuestras relaciones sociales y nuestras actitudes. Escoger propósitos positivos y alcanzables, conectar con personas valiosas y desarrollar el pensamiento positivo puede maximizar tu capacidad de vivir la vida que quieres. Visto así, puedes ser dueño del 40% de tu felicidad. La pregunta es: ¿Estás dispuesto a invertir?
Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 16 Mayo 2009
Primero es necesario entender la diferencia entre el nivel de felicidad duradera y la felicidad momentánea. Esta última puede ser incrementada fácilmente por un pedazo de chocolate, una comedia o un nuevo vestido. Sin embargo, estas cosas, aunque apreciables, no aumentan nuestro nivel de felicidad duradera. ¿Qué o quién puede incrementar nuestro nivel general de felicidad (F)?
Numerosos estudios coinciden en un mismo punto: alrededor del 50% de las características de personalidad son atribuibles a la herencia genética. Sin embargo, no todo lo que heredamos es inalterable. Resulta que dentro de lo heredado encontramos nuestra tendencia natural hacia la felicidad. Cada uno posee un rango personal para la felicidad (R), fijo y heredado, al cual invariablemente volvemos una y otra vez. La mala noticia es que, como un termostato, este rango predefinido arrastrará nuestra felicidad hacia su nivel usual justo cuanto tenemos buena fortuna. Estudios de personas que han ganado la lotería confirman que luego de un tiempo, son igualmente felices, o infelices que antes de haber ganado. La buena noticia es que este termostato hará lo mismo justo después de una desgracia en un tiempo razonable (excepto en casos como la muerte de un hijo o conyugue). Veamos C. Algunas circunstancias externas nos hacen más felices, sin embargo cambiarlas es usualmente impráctico o muy caro. Este es el caso de la situación económica, el matrimonio, la salud y la educación. Aún si pudieras alterarlos, estos factores solo explicarán alrededor del 10% de la varianza en felicidad. Así que, solo nos queda V, o las variables voluntarias que sí podemos controlar. Se ha demostrado que podemos alterar tres variables vitales para ser más felices: nuestras metas, nuestras relaciones sociales y nuestras actitudes. Escoger propósitos positivos y alcanzables, conectar con personas valiosas y desarrollar el pensamiento positivo puede maximizar tu capacidad de vivir la vida que quieres. Visto así, puedes ser dueño del 40% de tu felicidad. La pregunta es: ¿Estás dispuesto a invertir?
Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 16 Mayo 2009
sábado, 9 de mayo de 2009
Un Tiburón en el Tanque
De los japoneses hemos aprendido una que otra lección de liderazgo orientado a la ejecución. Este relato es un ejemplo. A los japoneses le gusta el pescado fresco, pero sus aguas no han tenido muchos peces por décadas. Para solucionar este problema los barcos pesqueros fueron fabricados más grandes para ir mar adentro. Mientras más lejos iban, más tiempo les tomaba regresar a entregar el pescado. Si duraban varios días, el pescado ya no estaba fresco. Como a los japoneses no les gusta el pescado cuando no está fresco, las compañías instalaron congeladores en los barcos pesqueros. Sin embargo, los japoneses pudieron percibir la diferencia entre el pescado congelado y el fresco, y no les gustó el congelado y se tenía que vender más barato. Entonces las compañías instalaron tanques para los peces en los barcos. Podían así atrapar a los peces y mantenerlos vivos en el tanque hasta llegar a la costa. Pero después de un tiempo los peces dejaban de moverse en el tanque. Aunque vivos, estaban aburridos y cansados. Cuando los peces dejan de moverse por días, pierden frescura y los japoneses también notaron la diferencia en el sabor. Así que para mantener el sabor fresco de los peces, las compañías pesqueras aún mantienen los peces dentro de los tanques, ¡pero ahora también ponen un pequeño tiburón! Claro que el tiburón se come algunos peces, pero los demás llegan bastante frescos porque tienen que nadar durante todo el trayecto, dentro del tanque, para mantenerse vivos.
Los seres humanos sentimos a veces que la rutina de nuestra vida es un círculo en el que giramos sólo para estar cansados. Nos agotan las vueltas y nos aburre el estanque.
Los autores de “Liderazgo Sin Límites” proponen que este es uno de los desafíos más importantes de un líder. Plantean que todos aprendemos (y a veces nos transformamos) al afrontar los cambios que desafían nuestra experiencia y suposiciones. El reto del líder consiste justamente en crear el desafío y utilizar constructivamente la energía del cambio. A esto le llaman orquestar el conflicto. En otras palabras, echar un tiburón en el tanque. Visto de esta manera, para mantenerte fresco es necesario echar un tiburón en tu estanque. ¿Te atreves?
Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 2 Mayo 2009
Los seres humanos sentimos a veces que la rutina de nuestra vida es un círculo en el que giramos sólo para estar cansados. Nos agotan las vueltas y nos aburre el estanque.
Los autores de “Liderazgo Sin Límites” proponen que este es uno de los desafíos más importantes de un líder. Plantean que todos aprendemos (y a veces nos transformamos) al afrontar los cambios que desafían nuestra experiencia y suposiciones. El reto del líder consiste justamente en crear el desafío y utilizar constructivamente la energía del cambio. A esto le llaman orquestar el conflicto. En otras palabras, echar un tiburón en el tanque. Visto de esta manera, para mantenerte fresco es necesario echar un tiburón en tu estanque. ¿Te atreves?
Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 2 Mayo 2009
sábado, 2 de mayo de 2009
Una ventana de distancia
A diario juzgamos las historias y las acciones de los demás. Se nos hace relativamente fácil observar la conducta apropiada o desacertada de una persona que enfrenta una gran dificultad. Rápidamente somos capaces de señalar la causa de su problema y lo que debería y no debería hacer para solucionarlo. Diría que no solo es fácil "ver la paja en el ojo ajeno", sino también que es fácil opinar acerca de cómo sacarla. Por supuesto. El ojo no es nuestro y hay una sabia ventana de distancia. Simplemente somos humanos y es lo que hacemos: utilizamos nuestras creencias y emitimos sentencias sobre lo correcto e incorrecto...del otro. Sin embargo, cuando la dificultad está en nuestro ojo, nos nubla y no nos permite apreciar las posibles soluciones.
Algunos tenemos la valentía de buscar en el espejo y en él encontrar luz, energía y voluntad para descubrir nuestras propias capacidades de supervivencia: optimismo, perseverancia, fe, disciplina, enfoque o esfuerzo. Las usamos y salimos adelante y pasamos la página con la lección aprendida. Sin embargo, me doy cuenta ahora que también hay algunas personas que aun teniendo la voluntad, carecen de la capacidad de observar. Son ciegas al espejo y no saben mirar hacia dentro de ellas mismas para encontrar su propia caja de herramientas. Cuando conocemos a alguien así podemos actuar el rol de coach y ofrecer la mirada desde la ventana. Si somos buenos coaches le enseñaremos que, a veces, es necesario alejarse y, desde la ventana, obtener una perspectiva más amplia, para luego, acercarse, y comprender mejor. Es posible que nuestro querido coachee descubra poderes casi mágicos dentro y alrededor de sí mismo que le permitan cambiar, encontrar una solución, o salir adelante.
O quizá nos toca descubrir que nuestro coachee no carece de voluntad, ni reprobó porque no estudió en la clase de Espejo 101, sino que nunca aprendió a mirarse a sí mismo porque es parcialmente ciego y simplemente no puede hacerlo.
A todos, la vida nos trae algo incapaces. A algunos, nos hace algo inválidos. Para eso estamos los demás. Para los que no pueden solos con el espejo, quizá nuestro rol sólo sea acompañar en la ventana y, en silencio, mostrar la luz.
Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 2 Mayo 2009
Algunos tenemos la valentía de buscar en el espejo y en él encontrar luz, energía y voluntad para descubrir nuestras propias capacidades de supervivencia: optimismo, perseverancia, fe, disciplina, enfoque o esfuerzo. Las usamos y salimos adelante y pasamos la página con la lección aprendida. Sin embargo, me doy cuenta ahora que también hay algunas personas que aun teniendo la voluntad, carecen de la capacidad de observar. Son ciegas al espejo y no saben mirar hacia dentro de ellas mismas para encontrar su propia caja de herramientas. Cuando conocemos a alguien así podemos actuar el rol de coach y ofrecer la mirada desde la ventana. Si somos buenos coaches le enseñaremos que, a veces, es necesario alejarse y, desde la ventana, obtener una perspectiva más amplia, para luego, acercarse, y comprender mejor. Es posible que nuestro querido coachee descubra poderes casi mágicos dentro y alrededor de sí mismo que le permitan cambiar, encontrar una solución, o salir adelante.
O quizá nos toca descubrir que nuestro coachee no carece de voluntad, ni reprobó porque no estudió en la clase de Espejo 101, sino que nunca aprendió a mirarse a sí mismo porque es parcialmente ciego y simplemente no puede hacerlo.
A todos, la vida nos trae algo incapaces. A algunos, nos hace algo inválidos. Para eso estamos los demás. Para los que no pueden solos con el espejo, quizá nuestro rol sólo sea acompañar en la ventana y, en silencio, mostrar la luz.
Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 2 Mayo 2009
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