Mi hermana Angie siempre se ha burlado de mi incansable lectura de libros de texto. Confieso que hace poco comprendí que me faltaba mucho por aprender de otras fuentes que no fueran los libros. Así que entre texto y texto (lo confieso) ahora también aprendo de la gente. De los libros he aprendido mucho sobre psicología positiva; de mi amiga Glenys, una persona real muy especial, aprendo cada día a hablar en positivo y actuar en consecuencia. Algo así como psicología positiva aplatanada.
Cada mañana su saludo es “Alevántense”. Es un llamado a iniciar con energía y a movernos rápidamente a la primera acción del día. Si un día se siente enferma y decide compartirlo ofrece breves detalles de los síntomas y cierra el tema con “estamos dando los pasos”. Para mejorarse, quiere decir. Si ha de enfrentar un reto en el trabajo que implica una prueba a sus capacidades o el juicio de algún superior, antes de las ocho escucho: “me declaro vencedora”. Y si durante su enfrentamiento la cosa arrecia, me envía un mensaje de texto, me actualiza y luego ella misma finaliza: “!Valor!”
Cuando se trata de otros es comprensiva pero también exigente. Si no comprende la primera vez (o se hace) te dirá: “Please elaborate”, o “Pero…¿cómo así? Cuando sí comprende, pero el cuento triste de una víctima y su continuo pesimismo la agobian, entonces recurre a los dichos de su abuela, como: “el que no puede estar vivo que se mate”, es decir, ya tienes tu vida; asumirla requiere menos esfuerzo que lamentarla.
Obviamente es juiciosa, porque es una persona real. Así que de vez en cuando opina sobre alguna falta de acción o pobre aporte a la solución de uno que otro hijo de Dios. Sólo que cierra con: “Bendícelo, Señor”. Si se trata de una buena acción, escucharemos: “Amén”.
Tengo la dicha de escucharla con frecuencia y he podido incorporar su filosofía a mi vida. A través de su amistad he aprendido a levantarme con energía, a dar los pasos para mejorar, y –con valor—declararme vencedora antes de iniciar la tarea de cada día. A Glenys le agradezco sus lecciones de vida positiva, y a Dios genuinamente le pido: “Bendícela Señor”.
Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 15 Agosto 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

1 comentario:
Vaya, precioso, me dió envidia (de la mala!)
Publicar un comentario