sábado, 22 de agosto de 2009

El Plan No Plan

Soy de esas personas que necesitan retos, planes para alcanzarlos y estructuras para ejecutarlos. Estructuro hasta los mismos planes: personales/profesionales; categorizo los pendientes: casa/calle; y asigno días específicos para tareas rutinarias. Esta necesidad de organización tiene muchas ventajas que pude comprobar durante mis años de formación académica y de labor corporativa. Nos permite ser muy eficientes, completar a tiempo las tareas y cumplir las metas. Sin embargo, la parte de mí que recientemente aprendió a vivir fuera de la academia y de la empresa puede dar testimonio de su desventaja. Con una vida tan planificada, y cada hora estructurada, no nos queda tiempo para disfrutar algunos inesperados momentos. Los imprevistos nos descuadran y quedamos enojados y disfuncionales ante lo no planificado, que usualmente resulta ser lo más memorable y lo que más disfrutamos. Pensamos que las fiestas de cumpleaños no avisadas no nos permiten comprar a tiempo el regalo y refunfuñamos.
Estas acciones corresponden a la manera en que las personas orientan su vida y hay dos tendencias opuestas. Los de la estructura, como yo, y los de la espontaneidad, como mi esposo (porque Dios sabe lo que hace). Los primeros creamos sistemas para mantener en orden nuestro alrededor, (como tener una lista del supermercado por pasillo). A los otros les gusta explorar lo desconocido y prefieren no planificar y mantener sus opciones abiertas.
Por convivencia he aprendido que la vida necesita algunas horas fuera de la agenda y que vale la pena permitirse una que otra sorpresa. Ahora sé que es posible hacer el BBQ aunque se haya ido el sol, comer sancocho con calor e ir, ahora, al Salto del Limón. Que si es lluvia, sólo moja (y ya estamos en la playa comoquiera), que si se pincha la goma se rellena, y si el avión nos deja dormimos otra noche fuera…y sumamos memorias a la agenda de la vida, que no trae diseño de Franklin Covey, no tiene portada, ni viene encuadernada.
Aún tengo metas, y también estructuro los pendientes, pero si me cambian los planes no descuadro sino más bien fluyo. Visto de otra manera, tengo un nuevo plan: de vez en vez y de cuando en cuando el plan es no tener plan. Y disfrutar.



Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 22 Agosto 2009

1 comentario:

El Blog de Teresa Espaillat dijo...

Ja, eso estuvo excelente. Es maravilloso no sentir culpa por salirnos del plan y aceptar (hasta con admiración) a los más "espontáneos" sin descalificarlos...!