sábado, 1 de agosto de 2009

Ilusión de Control

El autor Daniel Gilbert plantea que nuestros cerebros son los únicos capaces de imaginar el futuro. Pensamos en el futuro aproximadamente tres horas del día. Primero porque pensamos que anticipar los eventos puede minimizar su impacto; segundo, porque el miedo, la preocupación y la ansiedad tienen un rol en nuestras vidas: nuestro cerebro imagina futuros oscuros para cogerle miedo y que nuestro cuerpo no los persiga.
Lo cierto es que deseamos hacer predicciones para poder controlar. Controlarlo todo nos permite ser altos directivos de nuestro presente y grandes ejecutivos de nuestro futuro. Pero, ¿por qué no dejar que el futuro se revele y experimentarlo como tal?, ¿por qué no estar aquí ahora y allá después? Primero porque nos gusta ejercitar el control: administrar agendas, mandar personas y hacer que las cosas sucedan. Las investigaciones revelan que las personas venimos y salimos del mundo con la misma pasión para controlar, y cuando perdemos esta posibilidad somos infelices. Ganar control tiene un impacto positivo en nuestra salud mental y perderlo después de tenerlo puede ser peor que nunca haberlo tenido. Nuestro deseo de control es tan poderoso y el sentimiento de estar en control tan gratificante que algunas personas actúan como que pueden controlar lo incontrolable…como si ganar la lotería fuera más probable si nosotros escogemos los números. Sin embargo, ilusión o realidad, deseamos controlar el destino de nuestro barco porque algunos futuros son mejores que otros y aún desde la distancia del presente creemos que podemos distinguirlos. Pero lo cierto es que muchas de nuestras horas en el timón son en vano—no porque el bote no responde y no porque seamos incapaces de encontrar nuestro destino—sino porque resulta que el futuro es fundamentalmente diferente de como aparece en el futuroscopio.
El futuro no tiene control remoto y esta ilusión que nos hace felices es en realidad un sentimiento de temor. Visto así, quizá la libertad sea una posición más sólida que el control. Es ciertamente más fuerte y más sabia que el miedo. La paradoja es que mientras menos apegados estamos a la vida, más vivos sentimos estar. Mientras menos control del futuro deseamos tener, más profundamente podemos experimentar y participar en la vida, ahora.



Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 1 Agosto 2009

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