miércoles, 14 de enero de 2009

Liderazgo Carismatico

No fue gran noticia conocer sobre la victoria de Obama. Lo que sí me causó sorpresa fue el emotivo “Yessss!” que escuché de mi hijo de trece años. En comparación con el 2004, este año 19% más de jóvenes de 18 a 29 votaron. (En general, 12% más personas votaron). Este fue el grupo demográfico con mayor % de inclinación hacia Obama, con 66% y, según estiman algunos analistas, representó un factor determinante en su victoria.
¿Qué provoca esta emoción? Qué hizo a Obama tan atractivo para una generación que no se ha interesado antes en la política?
Encontré las respuestas en el concepto de Liderazgo Carismático del sociólogo Max Weber. Lo define como una relación social distinta, en la que el líder presenta una idea revolucionaria o trascendental que va más allá de lo inmediato o lo razonable, mientras que el seguidor acepta esta visión de un futuro distinto, no por su probabilidad racional de éxito, sino porque cree en las cualidades extraordinarias del líder. El liderazgo carismático no es una característica de la persona, sino que se evidencia en la interacción entre el líder, sus seguidores y la situación en que se encuentran. Es decir, antes de que surjan seguidores de un extraordinario líder carismático, se tendría que dar la situación social que permitiera reconocer la necesidad de estas cualidades.
El mundo de hoy tiene una situación social que no sólo permite, sino que grita por un liderazgo distinto. Las nuevas generaciones son inspiradas por un líder que es más gente que jefe. Obama llamó a la gente a creer en la habilidad de ellos mismos de lograr un cambio y dijo que “nosotros somos a quienes estábamos esperando, nosotros somos el cambio que buscamos”.
Obama atrajo y ganó con carisma. El tiempo dirá si logró el cambio y se convirtió en un líder transformacional. Mientras tanto, me quedo con el buen ejemplo de liderazgo carismático y la sencilla definición de carisma que me ofreció mi hijo André: “a la gente le gusta como él es”. Cuando simplemente somos más humanos gustamos más y, por tanto, influimos más. Quizás si nos juntamos en esa tarea de gustar más podríamos ser capaces de cambiar el mundo. Yo voto por ese sueño.

Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. maril.nunez@invenio.com.do
Columna Ser Líder. El Caribe. 9 de Noviembre 2008

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