Uno de los aprendizajes más fundamentales de nuestra formación como coaches es el de las emociones. Dentro de la filosofía de coaching ontológico encontramos la distinción entre emociones y estados de ánimo. Las emociones son el resultado de un evento; por ejemplo, la muerte de una persona querida nos causa tristeza, e incluso ira. Los estados de ánimo existen antes del evento y, en muchas ocasiones, son capaces de producir un evento distinto. Por ejemplo, desde la ira, nuestra capacidad de producir resultados positivos es limitada.
Un sentimiento puede ser una emoción y un estado de ánimo a la vez. Por ejemplo, podemos sentir alegría en un momento dado porque ha ganado nuestro equipo favorito de beisbol. Este sentimiento es pasajero. De igual forma, podemos amanecer alegres todos los días.
Si bien es cierto que existen factores externos que definen algunas de nuestras emociones más frecuentes, también es cierto que podemos aprender a sentirlas, distinguirlas y usarlas. No me refiero a la errada interpretación de que ser emocionalmente inteligente es controlar las emociones. Todo lo contrario; se trata de ejercitar la emociones. La lección primera es comprender que no existen sentimientos malos ni buenos. Hemos estado expuestos a la creencia de que no debemos sentir culpa, ira o tristeza. Todas estas emociones son válidas y lo importante es comprenderlas y saber que hablar de ellas no es femenino, como socialmente es visto, sino humano. Aunque sea en nuestras conversaciones internas, la clave es preguntarnos, primero, ¿qué me cuenta la emoción que siento? De la tristeza aprendí que te habla de lo que te importa. La otra pregunta que podemos hacernos si nos “cocheamos” a nosotros mismos es: ¿para qué o a quién le sirve, por ejemplo, la culpa que siento? Cuando encontremos esa respuesta habrá terminado la hora de visita y nos podremos despedir de esa emoción…hasta encontrarnos con la próxima. Con tiempo y ejercicio encontrarás emociones que sirven a tus propósitos o a los de quienes quieres. En ellas decidirás establecer residencia y ese será el estado de ánimo desde el cual producirás tus resultados. Esa es la diferencia entre visitar una emoción y vivir en ella. La pregunta es: ¿Tú en cuál te has mudado?
Maril Núñez es Coach Personal & Profesional. www.elsillonamarillo.blogspot.com
Columna Ser Líder. El Caribe. 31 Enero 2009
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